Recientemente, la Comunidad de Madrid tuvo en cuenta las exigencias de los profesionales enfermeros y aprobó una resolución que ordena a los hospitales madrileños establecer una formación básica y un período de tutelaje para nuevos profesionales. Como afiliada al SATSE que soy, en el último número del periódico "Mundo Sanitario" se informa de esta buena noticia. Dice en el artículo que la Comunidad de Madrid manifestó ser consciente de la necesidad de evitar o al menos disminuir tantos riesgos como sean posibles, sobre todo en unidades especialmente delicadas como las de pacientes críticos. Así, la Consejería de Sanidad ha aprobado recientemente una Resolución con las que se persique mejorar la seguridad en la administración de medicamentos y soporte nutricional en estas unidades.
Todo esto como consecuencia del famoso caso Ryan, claro. Al parecer, el documento insta a los hospitales a establecer planes de acogida para los nuevos profesionales que incluya como mínimo una formación básica y un período de tutelaje en el que vayan adquiriendo responsabilidades progresivamente, lo cual a los profesionales nos parece algo imprescindible, es decir, mucho más que necesario. Pero lo que me parece lamentable es que haya tenido que salir a la luz pública este desafortunado caso, para que los políticos tomen las medidas oportunas al respecto. Este tipo de cosas no deberían ser objeto de discusión y duda, ni siquiera debería ser algo que haya que decir a los dirigentes de los hospitales, sobre todo a los responsables de enfermería. Éstos últimos deberían recordar cómo fueron sus inicios en la profesión e intentar ayudar a las nuevas generaciones a no cometer errores; con todo esto quiero decir que esta resolución no debiera haber sido necesaria, si los dirigentes responsables de los hospitales fuesen realmente solidarios con los nuevos compañeros que se incorporen a las plantillas, especialmente los más jóvenes e inexpertos.
Sabiendo además que los errores de medicación son los más frecuentes en nuestra profesión, esta resolución también contempla una serie de criterios de seguridad en la compra de aparatos, dispositivos y equipos de administración por vía enteral y parenteral que faciliten esta tarea fundamental de nuestro trabajo, como jeringas de color fácilmente distinguible, o conectores de estos equipos incompatibles con cualquier otro dispositivo.
La verdad es que cabe decir que ya existen muchos hospitales en España con planes de acogida; en Asturias en concreto son muy habituales en el Hospital Monte Naranco de Oviedo, donde, no sólo reúnen y dan formación a los nuevos profesionales, sino que dan información escrita sobre el funcionamiento de la planta en la que te ubican, con protocolo incluidos. Ven la formación del personal de enfermería en sus planes de acogida como elemento de la gestión del riesgo clínico. Cuando yo trabajé allí os puedo asegurar que se preocuparon mucho por la seguridad en la realización de mi trabajo, de tal manera que me sentí muy apoyada tanto por los compañeros como por las responsables de enfermería. Este Hospital es además referencia nacional en la gestión de riesgos clínicos, de tal manera que tienen una serie de personal, tanto médico como enfermero, encargado de la prevención de accidentes y errores en todos los ámbitos de la atención sanitaria. Son conscientes de que los errores son inevitables, pero la mayoría son prevenibles, y por eso realizan desde hace varios años estos planes de acogida.
Tiene un modelo de gestión único e independiente del SESPA, aunque pertenece a él.
Un gravísimo error de una enfermera ha hecho reflexionar a muchos, y parece que ha dado sus frutos en Madrid. Ojalá se extienda al resto de las Comunidades Autónomas algún día y los profesionales podamos trabajar con seguridad de una vez por todas, pero no sólo en hospitales, sino también en centros de salud y demás lugares de trabajo donde desempeñamos nuestras labores.
sábado, 17 de octubre de 2009
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