miércoles, 23 de septiembre de 2009
21 DE SEPTIEMBRE, DIA MUNDIAL DEL ALZHEIMER
Hace un par de días, el día 21, se celebró el Día Mundial del Alzheimer, y las Asociaciones que concentran a los que la sufren y padecen intentan concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad. Se estima que hay unos 24 millones de enfermos en todo el mundo afectados por esta demencia, en España 3,5 millones, entre enfermos y cuidadores, así que habrá que darle la importancia que se merece, ya que no me parece moco de pavo que haya que pasar por alto.
Descrita por Alois Alzheimer en 1906, hoy llamada también demencia de forma genérica, hablamos de una pérdida progresiva de las células nerviosas o neuronas, en personas ancianas, que son las encargadas de desarrollar todas nuestras capacidades mentales, y de un cúmulo de residuos de células muertas. Al morir las células nerviosas, se va perdiendo la memoria, la capacidad de concentración, la habilidad para algunos trabajos manuales, o incluso va cambiando la personalidad del enfermo, que se va volviendo más triste, o le cuesta reconocer a sus familiares, o tiene comportamientos que nos cuesta entender. Todos estos fallos van siendo cada vez más evidentes, dependiendo la mayor o menor afectación de una habilidad concreta de si la zona cerebral de la que depende ha sido más o menos afectada por la muerte celular, pues las zonas afectadas varían de unas personas a otras, aunque al final y con el paso de los años, casi todas las zonas de la “corteza cerebral” (parte exterior del cerebro donde se localizan la mayor parte de neuronas) se van afectando.
Aún hoy se siguen investigando nuevas alternativas de tratamiento y luchando contra los estigmas sociales asociados a esta demencia. Es ésta una enfermedad que requiere muchos servicios y tratamientos, pero también suelen ser necesarias ayudas, tanto económicas como humanas, ya que es una enfermedad que desgraciadamente produce un desgaste importante en los cuidadores, más psicológico que físico. De hecho, últimamente se realizan cada vez más cursos y campañas de apoyo a los cuidadores, para enseñarles a cuidar bien, pero sobre todo se les insiste en la importancia capital de mantener el afán por su propia vida, es decir, no centrarse sólo en el enfermo al que se cuida, sino también en dedicarse a otras personas cercanas, no renunciar a la propia vida por dedicarse por entero a la persona enferma. Deben de cuidar de sí mismos también, sobre todo en el aspecto social, ya que lo más habitual es que el cuidador principal, generalmente una hija, se reclute en casa a cuidar y se quede sin vida social alguna con la que desconectar de tal carga.
Normalmente, en un ámbito como el mío, solemos insistir un poco en el "cuidar al cuidador", es algo tan importante que el más mínimo detalle de ayuda lo agradecen porque se sienten apoyados y, sobre todo, no se siente solos en la ardua tarea que se les echa al hombro.
Yo lo he vivido en mis propias carnes, de primera mano, durante 8 años de mi vida, cuando mi madre cuidaba de la suya, con todo el mimo y el ánimo del que era capaz; ella era la cuidadora principal, sí, pero yo la ayudaba en lo que podía y procuraba sacarla de casa, y sé que también me pasó factura. Por eso, con la experiencia de primera mano, se sienten más apoyados si cabe, y eso me satisface.
Los beneficiarios de la famosa Ley de Dependencia son muchas de estas familias, entre otras, sobre todo en Asturias, con una población tan envejecida.
En fin, no voy a enrollarme más sobre este tema, si alguien precisa más información interesante puede acudir aquí, donde encontraréis incluso consejos para prevenir accidentes en el domicilio de la persona con Alzheimer, recursos sociales, aspectos ético-legales y aún más links asociados para completar información y formación, aunque breves pinceladas, eso sí.
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3 comentarios:
Un tema interesante y por desgracia, cada vez más cercano.
Salu2
El Alzheimer es una de las enfermedades más tristes que he visto. Ver cómo te vas olvidando poco a poco de todo, de todas aquellas personas que hacen posible que tu vida sea lo que es. Es durísimo pensar en que puedes llegar a mirar a la madre que te dió la vida, a la mujer que amas y que sientes como esencial en el día a día, o a ese hijo del que prefieres morir tú a que le pase algo; y decir que no sabes quienes son... es durísimo ir olvidándose poco a poco de las cosas más sencillas del ámbito cotidiano... es tremendo que existan cosas así, pero existen, y por ello es siempre positivo dedicar un poco de tiempo aunque sea, para recordar y tener presente esto, como bien hizo Mery Jane.
Saludos.
Así se vive, querido Kent, la enfermedad por los que rodean a la persona enferma. La verdad es que es una carga física y emocional muy grande porque ver este deterioro tan lento y progresivo de una persona querida es durísimo.
Como bien dices, Tordon, es cada vez más cercano y frecuente, inevitable.
Muchos piensan que son cosas de la edad, pero bien es cierto que también hay enfermos bastante más jóvenes que lo que consideramos tercera edad. Me refiero a edades tempranas que rondan los 50-60 años, con afectación más lenta pero no menos progresiva.
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