Que el Ministerio de Sanidad impulse un Plan para la adecuación de las plantillas de enfermería del Sistema Nacional de Salud a los ratios europeos y, especialmente, a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Que se acabe con la rotación forzosa e indiscriminada de profesionales entre diferentes unidades.
Que se implanten protocolos de Acogida y Tutelaje de los nuevos profesionales que se incorporan a un centro o unidad.
Que se ponga freno al abuso de la polivalencia de la enfermería, desarrollando su especialización y definiendo los ámbitos y puestos de trabajo que requieren una especial cualificación.
Que se introduzcan protocolos de trabajo y de seguridad para el conjunto del Sistema Nacional de Salud.
Que se diseñe un Plan de mejora de las condiciones laborales, basado en el análisis de las condiciones y las cargas de trabajo, que nos permita hacer frente a la presión asistencial sin que esto repercuta en nuestra salud ni en la calidad de la asistencia.
También son interesantes el comunicado de prensa del SATSE publicado el 14 de este mes y la denuncia presentada ante el Fiscal General del Estado contra el gerente del Gregorio Marañón pocos días después, así como una carta a la Ministra de Sanidad ante su silencio.
Toda la profesión se ha movilizado de nuevo para alzar la voz ante una situación que vivimos a diario, aunque la opinión pública y nuetros compañeros de otras profesiones no sean conscientes de ello. La mayoría de la gente no lo entiende, pero es básico saber que la responsabilidad real de aquél error no es de mi compañera, sino de la dirección de enfermería o quien sea responsable de esa planificación, empezando por la supervisora de la unidad.
Yo he trabajado en Neonatos aquí en el Hospital Central de Asturias y os puedo asegurar que no me dejaban sola ni un segundo, pero es que yo tampoco me atrevía a hacer nada sola. Es una unidad demasiado especializada en la que una enfermera nueva, por mucha experiencia que tenga en adultos, es muy fácil que cometa errores como el que acabó con la vida de Rayan.
El error lo cometió ella, sí, pero hay que tener claro que es consecuencia del desconocimiento e inexperiencia.
Para acabar, os adjunto una copia de la carta enviada en apoyo a esta enfermera, escrita por un compañero de Madrid, en la que expresa el sentimiento de solidaridad de toda la profesión, porque parece que tiene que pasar algo como ésto para que se termine con la situación de "maltrato laboral" en el que nos encontramos:
CARTA A MARIA, LA ENFERMERA DE RYAN
Tengo cincuenta y ocho años y como tú soy enfermero del sistema público de sanidad desde hace más de treinta.
¡Animo compañera! Has tenido un error, como todos hemos cometido; lo malo es que tú, que osotros, no trabajamos con papeles, con tornillos, con cosas, lo hacemos con personas y escogimos voluntariamente esta actividad llevados de nuestro deseo de ayudar a los demás a mantener su salud, de luchar por mejorar las condiciones de vida o en último extremo por evitar el dolor.
Y te equivocaste, ¡cómo es posible!, dicen algunos basándose precisamente en que como trabajamos con personas tenemos que extremar la atención y el cuidado. Lo que nadie puede imaginar es cuánta atención y cuidado has tenido que poner cada uno de los días que has trabajado cuidando pacientes; cuántas veces has revisado lo que ibas a hacer; cuántas carreras has tenido que dar para poder atender a tus pacientes por falta de compañer@s suficientes; cuántas veces has tenido que cambiar de destino, siempre con la amenaza encubierta de la no renovación de contrato, siempre esforzándote por hacerlo todo bien aunque superase lo lógico, y a pesar de todo eso, cuántas caricias y ánimos has prodigado; cuánto aprendizaje has ido acumulando a pie de cama
¡¡¡HIPOCRITAS!!! Dicen que cometiste un error terrorífico. ES MENTIRA. Tú tuviste una equivocación, te equivocaste, desgraciadamente, y es seguro que nadie en esta historia está más destrozada que tú y la familia afectada.
¡¡EL ERROR TERRORIFICO LO COMETIERON Y LO COMETEN ELLOS!! los que han llevado al deterioro de la sanidad pública, la de todos, y quieren hundirla aún más para entregarla a manos del negocio privado.
Los que obviando, ellos sí, que trabajamos con personas, no han aumentado las plantillas a pesar de que la población ha crecido y mucho, a fin de abaratar costes.
Los que obviando, ellos sí, que la precariedad en el empleo es fuente del aumento de accidentes de todo tipo, vienen firmando contratos temporales constantes a quienes se incorporan al mundo sanitario, a fin de evitar que se consoliden sus derechos, de que puedan decir no a órdenes carentes de rigor profesional (hoy a cardiología, mañana a trauma, anteayer en medicina interna), los que tratan la salud de los ciudadanos como si estuvieran en una fábrica de tornillos, no en un hospital de todos, para todos y pagado por todos.
Los que obviando, ellos sí, que también son médic@s, enfermer@s, acatan directrices de los dirigentes políticos contra la dignidad de unas profesiones a las que deberían todo el respeto, contra la calidad de la atención a la que todos tenemos derecho, dando órdenes, aceptando malos materiales, asistiendo impasibles al desmantelamiento de los centros públicos desde los diferentes puestos de responsabilidad, logrados a dedo y que mantienen con silencios cómplices y culpables.
Los que obviando, ellos sí, que no son, o deberían ser, sino representantes de la enfermería, se llevan ahora las manos a la cabeza espantados de cómo te han atacado, cuando no han sabido luchar ni movilizar al colectivo en pos de unas condiciones dignas de trabajo y de contratación para ti y para miles como tú, sino que han permanecido en un ignominioso silencio cómplice, permitiéndolo todo, aceptando tus cambios constantes y los de otros miles de puesto de trabajo. Callando ante la privatización de la sanidad de todos, y apareciendo sólo con fugaces lavados de cara. Y todo eso, por qué, a cambio de qué. Seguro que ellos sí que lo saben. Lo más fácil es que ahora empiecen a organizar cursos subvencionados con sustanciosos beneficios, sin que a la postre peleen por mejorar las condiciones de trabajo y la atención a los pacientes.
A TODOS ELLOS LES INVITO A QUE DIMITAN, y se vengan al bando de los hombres y mujeres que consideramos que lo más importante son las personas, no el detentar puestos de poder o los beneficios a obtener en los negocios ya sean sucios o limpios.
¡¡¡TODOS ELLOS SON LOS QUE HAN COMETIDO UN ERROR TERRORÍFICO Y
PLANIFICADO!!! No tú, María. Te repito, tú te equivocaste.
Tú, que probablemente fuiste la última persona en acariciar con ternura a
Ryan, antes de cerrar la incubadora.
ANIMO ENFERMERA MARIA.
Juanjo Moreno
Enfermero del Hospital Virgen de la Torre
Afiliado del Sindicato SAS (CASmadrid)
"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones" - Buenaventura Durruti
3 comentarios:
Desde aquí me uno a Mery en sus reivindicaciones. En el tema de la enfermera del niño tristemente fallecido, coincido en que se está demonizando un error.... grave, claro que sí, pero un error que cualquier profesional puede tener. Ella tendrá el resto de su vida ese fallo que la perseguirá incansable, pero tal vez no todos los culpables hagan igual, porque son eso CULPABLES, en plural, los causantes de esto.
No lapidemos, y sí pidamos a cada uno, su parte de responsabilidad... y claro que sí, Mery, espero que lo que pides en este post, algún día puedas decir que se os concede. Que así sea.
Hola soy enfermera y brindo mi apoyo a la compañera. BASTA de bajar el presuesto a los hospitales publicos y de brindarnos un sistema decadente por falta de insumos y de personal.Tenemos que unirnos,PARA CAMBIAR ESTA REALIDAD QUE NOS ESTA MATANDO!!!!
Dios te oiga, estimada compañera, Dios te oiga. La parte positiva de este asunto es que se ha dado a conocer esta situación tan decadente y preocupante a la opinión pública, y quizás ahora tengan algo más de cuidado.
De todas formas, yo tengo mis dudas al respecto. No es lo mismo vivir la situación como enfermeras, que generalmente lo sufrimos a diario sin que a nadie le importen las consecuencias devastadoras del desconocimiento más a que a nosotras mismas, a que la gente lo vea desde fuera.
La verdad es que yo he sentido ese grave error como propio, porque realmente, aunque nadie se lo imagine por lo más remoto, le podía haber ocurrido a cualquiera, sobre todo si es una joven eventual con nula experiencia en una determinada planta o especialidad.
Ojalá esto sirva para que se tenga más cuidado en la planificación de los recursos humanos enfermeros. Tan importantes como somos y maltratados nos sentimos muchas veces por nuestros propios colegas los jefes.
Un saludo.
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